
Sabrina en Medole– LOMBARDIA
Cometas, luciérnagas, faisanes





















Estamos en el campo, a las afueras de Mantua, donde mi padre, un bresciano de los valles, llevaba de joven a sus vaquillas en trashumancia
Y donde luego se quedó. Yo crecí aquí. La casa donde vivimos ahora era el antiguo granero. Y ahora, cuando mi vida es frenética entre viajes y cuatro trabajos -el cuarto, y como digo el más importante, es ser madre de nuestra Matilde-, volver aquí, entre el verde y el silencio, es mi paz. Silencio por así decirlo, porque puede haber liebres y faisanes que «pelean» en el prado delante de casa… Me he convertido en una empresaria agricultora, y de esta tierra conozco todo desde siempre. Los ruidos, las sombras y los sonidos. Y es aquí donde realmente me siento en casa. Una casa que es la chimenea encendida, y el gran prado que se ilumina con luciérnagas a principios de verano. Con mucho espacio para hacer volar, con mi marido y mi hija, las cometas, que son mi pasión. Quizá la más bonita es un gran pulpo que traje de Pekín.
Dos libros, tres continentes, trece ciudades, veinticinco casas.
