Sabrina en Medole
– LOMBARDIA
Cometas, luciérnagas, faisanes
De esta tierra conozco todo desde siempre. Los ruidos, las sombras y los sonidos. Y es aquí donde realmente me siento en casa. Una casa que es la chimenea encendida, y el gran prado que se ilumina con luciérnagas a principios de verano. Con mucho espacio para hacer volar, con mi marido y mi hija, las cometas.
Estamos en el campo, a las afueras de Mantua, donde mi padre, un bresciano de los valles, llevaba de joven a sus vaquillas en trashumancia
Y donde luego se quedó. Yo crecí aquí. La casa donde vivimos ahora era el antiguo granero. Y ahora, cuando mi vida es frenética entre viajes y cuatro trabajos -el cuarto, y como digo el más importante, es ser madre de nuestra Matilde-, volver aquí, entre el verde y el silencio, es mi paz. Silencio por así decirlo, porque puede haber liebres y faisanes que «pelean» en el prado delante de casa… Me he convertido en una empresaria agricultora, y de esta tierra conozco todo desde siempre. Los ruidos, las sombras y los sonidos. Y es aquí donde realmente me siento en casa. Una casa que es la chimenea encendida, y el gran prado que se ilumina con luciérnagas a principios de verano. Con mucho espacio para hacer volar, con mi marido y mi hija, las cometas, que son mi pasión. Quizá la más bonita es un gran pulpo que traje de Pekín.
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Dos libros, tres continentes, trece ciudades, veinticinco casas.
Dos libros fotográficos que hablan de luz, personas, vidas y cuentan un viaje, iniciado en 2019, que nos ha llevado a lugares y latitudes siempre diferentes, para encontrarnos con una luz diferente y, con ella, otras culturas del habitar.