Vertigine: escenarios, atmósferas, emociones
Para explicar los valores de la marca y sobre todo los escenarios, las atmósferas y las sugestiones que pretende despertar a través de sus lámparas, Foscarini utiliza para el Fuori Salone 2007 una videoinstalación con un contenido muy emocional. Aquí está la escenografía a través de la narración directa de los autores, Vittorio Locatelli y Carlo Ninchi.
/ Etna. Externo. Amanecer
De la oscuridad a la luz.
El paisaje de un amanecer desnudo y primordial, sin color, de tierra negra y lava. Una calma aparente, un silencio roto solo por el viento y por los pájaros, una sensación de paz. Pero el paisaje todavía humea, se siente burbujear por dentro. La tierra móvil respira. La luz crece y divide claramente el blanco del aire del negro de la tierra. Un paisaje antiguo, de la memoria y del sueño. Un paisaje interior en movimiento silencioso.
Una figura y el paisaje. No dentro del paisaje, pero al lado. Lo está pensando o soñando o recordando. Una figura tan cruda como el paisaje, de piel muy blanca y cabellos negros. Oriental, muy bonita y fría, ojos finos que esconden pensamientos y emociones.
Afloran memorias que podemos intuir, pero no comprender. Explican fragmentos de historias que tienen todavía como tema la luz y el espacio.
/ Hong Kong, Man Mo Temple, Interno, Noche
Una historia lejana, un templo budista con el techo cubierto de espirales votivas humeantes. La luz se descompone en un polvo de vapores, el espacio es indefinido, móvil, caleidoscópico, con movimientos concéntricos y en forma de espiral. Una luz del espíritu.
/ Catania, Palazzo Biscari, Interno, Día
Luego otra historia que encaja con ésta, otro espacio y otra luz. Un palacio barroco incrustado con decoraciones sensuales y voluptuosas como solo se encuentra en los palacios sicilianos. Con ese algo decadente, deshecho y a la vez magnífico. Aquí la luz se rompe con los gigantescos candelabros de cristal veneciano, amplificada por los espejos, disuelta en las volutas de los estucos y los muebles.
La música es suave, romántica y conmovedora, pero como puede serlo una música de chicos modernos, ronca, sucia y disonante. Una canción inquieta y serena. Habla de la tierra, pero está hecha de fragmentos y memorias descompuestas. Crece con el vértigo de los espacios, inestable. Luego, inesperadamente, se vuelve clara y serena, mientras la figura y el paisaje encuentran una superposición, una identificación. El paisaje es la figura. La figura es el paisaje. Se cierra el círculo.
/ Etna. Externo. Día
Y cuando el paisaje/figura explota, lentamente, suavemente, no es el volcán el que arroja los lapilli en el aire, sino que es la propia imagen que se hace añicos, que se desintegra lentamente, que vuela en el espacio vacío suspendida durante largo tiempo.
Antes y después, en el espacio real de la proyección, hay candelabros orgánicos y materiales que pulsan con luz intermitente. Cuerpos primordiales que dan forma a la luz, antes que objetos de diseño e instrumentos iluminadores, espectadores de la construcción y de la destrucción que se desarrolla cíclicamente a su alrededor. Testigos silenciosos y estables, portadores de luz, en el vértigo.