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Jacopo en Nueva York
– HARLEM

Jacopo en Nueva York

Vida contemporánea en Harlem

«Nueva York cambia siempre, sorprende siempre. En estos años he vivido en muchos barrios. Como para otros aspectos de la vida, ha sido siempre como estar en las montañas rusas, como haber tenido varias vidas, altos y bajos. Actualmente aquí me siento bien, es como si por primera vez hubiera encontrado un equilibrio».

ASCOLTA LA STORIA LETTA DALL’AUTORE, FLAVIO SORIGA

La culpa de ese póster en la universidad

Teníamos todos un sueño, cuando éramos pequeños en mi pueblo de campo muy lejos de Hollywood, teníamos el sueño de empuñar una pistola y pelear en un duelo a la salida de un Saloon vestidos de John Wayne, de correr por las calles de California en las motos de bandidos suburbanos, de convertirnos en espías británicos viajando por los Casinos del mundo. Teníamos todos los sueños del cine, de niños, pero nadie en mi pueblo pensó que podía convertirse en actor. Había sueños que nadie se atrevía a hacer, de niños en los pueblos del sur de Italia, cuando yo era también un niño, nadie habría dicho jamás que fuera posible convertirse realmente en actor, convertirlo en un trabajo. Jacopo en cambio lo ha hecho. Ha tenido la suerte de pasar algunos años, cuando era niño, en San Francisco con la familia, y esto le ha permitido crecer bilingüe, pero luego la vida parecía que lo llevaba hacia otra parte, hacia el mundo editorial o de la crítica literaria, hacia Europa. «Se me hace extraño pensarlo ahora, pero cuando estaba estudiando en París, en la universidad, tenía en la habitación un póster del edificio Flatiron. Y cuando la acabé, la universidad, me propusieron unas prácticas en la editorial Picador, precisamente en el edificio Flatiron». Y ahí está, este chico italiano y americano al mismo tiempo que llega a conquistar Nueva York desde la puerta principal. Brillante durante el stage en una de las editoriales estadounidenses más importantes, con su sede en el corazón de Manhattan, en uno de los edificios más famosos del mundo, una editorial que al finalizar el stage incluso lo contrató. Pero las historias, en la vida, no son siempre fáciles, ni en Italia ni en Norteamérica. «Llegó la crisis financiera y despidieron a mucha gente. También a mí. Me encontré en Manhattan y sin trabajo. No fue muy agradable, pero me dije que todavía podía volver a lo que había considerado siempre como mi verdadera pasión: actuar. Hice algunas audiciones, me cogieron en una escuela importante y empecé ese itinerario». Jacopo se ha comprado casa hace poco, un apartamento esencial, limpio, elegante, justo delante de una escuela primaria de Harlem. El único ruido que se oye son los niños que juegan. Nueva York cambia siempre, sorprende siempre: quién sabe cómo era esta calle cuando yo era un niño, en la década de los noventa, quién sabe qué delirio, qué jungla urbana, quién sabe cómo era antes de convertirse en la zona residencial tan tranquila que es actualmente. «En estos años, evidentemente, he vivido en muchos barrios. Como para otros aspectos de la vida, ha sido siempre como estar en las montañas rusas, como haber tenido varias vidas, altos y bajos. Después de la editorial, trabajé de camarero en Brooklyn y en el East Village, viví en Brooklyn, hace diez años, cuando todavía no estaba muy de moda. Tenía dos compañeros de habitación, luego en Soho viví con cinco personas, me trasladé en el East Village y luego en el Upper West Side. Hubo un momento en el que volví a vivir con mis padres porque no tenía un lugar donde quedarme. Fue extraño, agotador, pero quizá necesario. Una noche, en el restaurante en el que trabajaba, serví la cena a Barack Obama. Actualmente aquí me siento bien, me parece que tener un lugar para mí es bueno para mi trabajo, es como si por primera vez hubiera encontrado un equilibrio». Siempre que un día no llegue una llamada de Los Ángeles, el riesgo maravilloso que corren todos los actores. «No se puede saber. Quizá en un cierto momento tendré que vivir un poco aquí y un poco allí. No creo que sea el lugar adecuado para mí, no me gustaría moverme todo el tiempo en coche, por ejemplo, pero al final, ya se sabe, decide el trabajo. En un cierto sentido, quizá por culpa de ese póster de la universidad, no se puede saber, pero sea donde sea que tenga que ir a actuar, de todas formas yo seré siempre de Nueva York».

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