Tina en Copenhague
– VESTERBRO
Un apartamento en el corazón de la ciudad
Tina vive a diez pasos de Tivoli, el segundo parque de recreo más antiguo del mundo, en el corazón de Copenhague. Su apartamento es como ella, está lleno de vida, de ideas y de energía. Es grande, está desordenado con el desorden de las personas que saben que la belleza cuenta más que la geometría.
Una espléndida ciudad del norte, sin maquillaje
Tivoli es el segundo parque de recreo más antiguo del mundo y se encuentra en el corazón de Copenhague. Se visita también sin niños, por la belleza de los carruseles, los juegos de disparo y el teatro chino, para patinar sobre hielo, porque es bonito jugar a cualquier edad. Tina vive a diez pasos de Tivoli, su apartamento es como ella, está lleno de vida, de ideas y de energía. Tina trabaja para periódicos de moda y de mobiliario, tiene una casa en el mar por algún sitio en su región de origen, en Copenhague vive de alquiler. «He tenido suerte con este apartamento», dice. «Según las fotos del anuncio parecía un lugar oscuro, pero cuando lo vi decidí enseguida que era perfecto». Es un apartamento grande, desordenado con el desorden de las personas que saben que la belleza cuenta más que la geometría. En la casa de Tina hay una antigua estufa de montaña con las baldosas de cerámica, grandes ventanales, una pequeña terraza con barbacoa, un dormitorio para sus hijos, para cuando quieren pasar aquí algunos días o preparar el nido durante unos meses. «Cuando me trasladé, hace seis años, me estaba separando. Sentía que había llegado el momento de venir a Copenhague, necesitaba una casa cerca del trabajo, quería un jardín o una terraza. La verdad es que no me esperaba encontrar un apartamento desde el que se viera el centro de la ciudad». Subimos a la terraza, llovizna, hay humedad y hace frío, una auténtica ciudad del norte en un día laboral, helada y sin maquillaje. Volvemos al salón, Tina me enseña algunas de las revistas para las que trabaja. Le pregunto si le parece que el diseño es una cuestión importante en Dinamarca más que en otros sitios. «Depende mucho de la edad. Si entras en la casa de un septuagenario apasionado de diseño te puede parecer que entras en una especie de museo, mientras los jóvenes tienden a mezclar, compran cosas de valor antiguas y muchas cosas económicas que les han llamado la atención. Actualmente diría que la gente busca objetos que tengan una historia. Estuve en una venta de objetos usados, viejos, costaban como mucho diez euros, pensaba que no habría encontrado a nadie, pero en cambio había cola. Elegí un rompecabezas viejo, ni siquiera estaba segura de que estuvieran todas las piezas, me gustaba la idea de imaginar cuánta gente habría hecho ese rompecabezas antes que yo. Quizá es debido al hecho que la gente actualmente pasa mucho tiempo en un mundo virtual, y al final se siente la necesidad de saber que hay vida vivida en un objeto. En la época en que vivimos nosotros la soledad puede convertirse en un problema enorme. Ha hablado sobre ello la Reina Margarita II en el discurso de final de año: ha dicho que tenemos que ser conscientes de que actualmente corremos el riesgo de estar más solos que nunca. Fue emocionante porque ella perdió a su marido hace dos años y era claro que estaba hablando de la soledad de quien envejece y ve morir a sus seres queridos, y también de su soledad como Reina». Tina participa a muestras, inauguraciones, desfiles. «Los amigos en una vida son siempre pocos, las personas con quien quieres estar cuando estás cansada, cuando tienes pocas ganas de hablar. Es posible sentirse solos viviendo en un pequeño pueblo donde quizá ya no quedan parientes y donde se encuentran siempre las mismas personas en el bar y en la tienda cerca de casa, pero también en una gran ciudad, aunque se esté siempre fuera de casa». Uno de los hijos de Tina fue una promesa del fútbol danés, hasta que llegó a la selección nacional juvenil y decidió dejar el fútbol sorprendiendo a todos. Quizá había intuido la soledad y la ansiedad que puede sufrir un atacante cuando no hace gol desde hace unas semanas y el entrenador, los compañeros y los aficionados empiezan a preguntarse si ha llegado a su fin, si no había sido siempre un farol. Quizá el hijo de Tina es un sabio de dieciséis años y a saber las maravillas que le regalará la vida, lejos de los estadios súper llenos y de los enormes edificios reales. A lo mejor, después de todo, la mayor fortuna es poder pasar dos horas en Tivoli sin que nadie te reconozca.
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Dos libros fotográficos que hablan de luz, personas, vidas y cuentan un viaje, iniciado en 2019, que nos ha llevado a lugares y latitudes siempre diferentes, para encontrarnos con una luz diferente y, con ella, otras culturas del habitar.